Es común escuchar que la cultura y el bienestar de los colaboradores no son prioridad en todas las organizaciones. Algunas empresas argumentan que son pequeñas o que tienen limitaciones presupuestarias, mientras que otras están enfocadas en objetivos diferentes. Sin embargo, deberíamos considerar que cuidar la cultura y el bienestar de los empleados debe ser una prioridad desde el primer día, sin importar el tamaño de la empresa o su presupuesto.
Invertir en el bienestar de los colaboradores y fomentar una cultura positiva no solo es ético, sino que también tiene numerosos beneficios empresariales.
Cuando los colaboradores se sienten valorados y motivados, su desempeño laboral mejora y, por lo tanto, aumenta la productividad y la rentabilidad de la empresa. Además, los empleados motivados y alineados con la cultura tienen más probabilidades de permanecer en la empresa por períodos más largos, lo que reduce la rotación de personal y, por lo tanto, los costos asociados con la capacitación y la selección de nuevos talentos.
Cuando los empleados se sienten valorados y respetados, tienden a realizar un trabajo de mayor calidad, lo que mejora la satisfacción del cliente y el reconocimiento de la empresa. También se reduce el ausentismo y se mejora el clima laboral, lo que conduce a un ambiente de trabajo más colaborativo y una disminución de los conflictos. Además, una empresa con una buena cultura tiene más probabilidades de atraer nuevos talentos calificados y alineados, ya sea a través de procesos de selección bien definidos o mediante recomendaciones de los propios empleados.
En conclusión, una cultura empresarial orientada al bienestar de los colaboradores tiene muchos beneficios, incluyendo la retención de talentos, la mejora de la productividad, la calidad del trabajo, la reducción del absentismo y la creación de un mejor clima laboral.
Es importante que las empresas adopten prácticas que promuevan el bienestar de sus empleados y fomenten una cultura positiva y colaborativa.
Por Agustina Seleme – Lic. en RRHH